"Sueltate de la colina"


Siempre lo he pensado pero sólo una vez lo he escrito. Es ese extraño gusto por lo difícil, por lo costoso -en sentido de esfuerzo-, por no tomar el camino fácil por más que muchos lo amen. Equivocarse, cometer el error y aprender de ello para mejorar, ser mejor, llenarse de experiencia. Porque un actor disfrazado de viejo, que se subia a las micros por avenida pajaritos decía: "si pudiese vovler a vivir mi vida, cometería muchos más errores, no trataría de ser tan... tan perfecto (...) porque al final de todo, la vida está hecha de pequeños momentos..."
Sus palabras me marcaron, y tampoco fue fácil que lo hicieran, ya que si analizo mi vida hasta parte del 2007, me di cuenta que mi vida era muy "perfecta" en el sentido que todo era calculado, me iba bien dentro de las posibilidades que implican saber recibir las cosas que te da la vida, pero vivía en paz, sin tribulaciones. Y cuando escuché por 4ª vez el mensaje de aquel actor, me di cuenta deseaba mucho más el equivocarme, el vivir esas cosas que la vida sólo te entregará si deseas lanzarte a ella, dejar de aferrarte a los bordes y simplemente dejarse caer en esa infinidad de posibilidades que tu cerebro trata de crear, pero finalmente te das cuenta que un mínimo detalle puede cambiar por completo el rumbo de la historia que creías construir, y creo que es eso lo que le da la belleza al arte de la vida.