Bendecido

Fuimos a subir el cerro San Critóbal, nos mojamos la ropa, tomamos atajos, descansamos, seguimos subiendo hasta que fuimos los más altos en toda la región, nos llenamos de la buena energía de las alturas y logramos comprender, una vez más, la fragilidad del ser humano... Una vez terminada la puesta de sol, bajamos por un atajo... se anocheció y seguiamos bajando, sin luz ni rastro de seguir el camino correcto, sólo Dios sabia a donde nos dirigiamos y su bendición fué la que nos protegió todo el camino hasta lograr llegar a la civilización nuevamente.
Fue peligroso e inseguro, pero sin lugar a dudas, la poderosa y grandiosa bendición de Dios nos guió todo el camino y nos libró de todo mal y el día de ayer fué más sabrosa, la ducha es más agradable, la sociedad más amistosa y la cama y cobijas mucho más confortables...

Una vez más, gracias!!