Papá primerizo

 Hace mucho tiempo que no escribo y hoy lo hago para compartir un  poco de mi experiencia de ser padre por primera vez.

A grueso modo, ha sido lo más hermoso que me ha pasado en la vida. En este mismo blog pueden ver que hace más de 10 años que deseaba ser padre y me ha llenado de dicha el ver nacer y crecer a tan hermosa criatura, a la cual tiernamente le llamo "mí bebé". 

Por otra parte, ha sido complejo vivir en carne propia el poco tiempo que se permite pasar con tu hijo por parte de las políticas de pre y post natal, que te coartan el acompañamiento durante el embarazo y además, después de nacer solamente te dan 5 días para acompañar a tu bebé, después de eso tienes que volver a trabajar con el corazón roto por no poder seguir viéndolo como quieres. Así mismo la madre se lleva toda la carga física y emocional de cuidar al bebé. Lo que en mi caso se vuelve más complejo aún, ya que al estar viviendo lejos de cualquier familiar, no solamente debo trabajar para sustentar económicamente a mi familia, sino también ser pilar emocional de mi pareja, cumplir con mis roles de pareja, padre, cuidador y sostenedor.

Hace meses que mi único espacio para distraerme es la madrugada, donde la energía y el tiempo ya no queda. Tampoco puedo mostrar mi cansancio o emociones a mi pareja, ya que se ve bastante agotada como para que vea que yo me siento igual o peor, sin energía ni siquiera para poder trabajar, pero con el deber de tener que hacerlo para que tengamos un buen pasar.

Muchas veces me vengo quedando dormido manejando a casa en un recorrido que hago de 4 a 6 veces por día para aprovechar cada tiempo libre de trabajo en llegar a casa y acompañarlos, disfrutarlos y verles, aunque no siempre sea comprendido ese tiempo y a veces me vaya con palabras que me hacen daño... Sin embargo hago todo por mi hijo, por verlo crecer sano y feliz, mientras que cuando llego a casa, el ver como se emociona por verme, sonríe y salta para abrazarme es la mejor paga en la vida que he podido recibir y lo que me alienta a seguir dándolo todo y más.

Ha sido un año especialmente difícil, donde siento que tengo que ser el pilar de todo y sin ninguna base más que la fe y esa sonrisa que me llena el corazón.

En mi trabajo me han bajado el sueldo, lo que me ha obligado a buscar más trabajo y con ello alejarme más tiempo de casa, mientras mi pareja me dice que renuncie y busque otro empleo, todos los otros trabajos pagan menos y demandan más tiempo, por lo que si renuncio implicaría directamente un desmedro en la calidad de vida de mi hijo, de ella y mío. Por lo que he aprendido a pelear esta vida en piloto automático. Aunque del trabajo me golpeen, aunque hayan semanas que no reciba ningún abrazo más que el de mi hijo al llegar, aunque sienta que ya no me queda energía para seguir, aquí estoy, dando la pelea con todo mi espíritu, cuerpo y alma, desahogándome con las letras mientras no puedo evitar las lágrimas, sin embargo tengo fe de que todo va a mejorar, de que llegaré a un mejor rumbo porque si algo sé hacer es pelear, y aunque pareciera que la vida me quiere botar a golpes, palabras hirientes, malos tratos y falta de empatía, por ti hijo me he vuelto infinito y puedo llegar a dónde nadie más hubiese llegado y estaré más allá aún, porque así lo hice, lo he hecho y lo haré.

Deseo hijo mío que si decides ser padre y puedes serlo en algún momento, si puedes leer éstas letras, tengas una compañera que te entienda y apoye, una sociedad que te de el tiempo sin cuestionamientos de compartir con tu hij@ y tengas todo el amor y cariño para seguir siempre adelante.

Te amo hijo, gracias por darme la vida más hermosa que jamás nadie podría conocer, más que vivirlo en mi propio ser.