Secreto a voces

El pasado Lunes 22, cuando me diagnosticaron la influenza humana, no me extrañó ke tuviera ke esperar cerca de una hora para ser atendido, no me extrañó ver a gente durmiendo en las sillas esperando su turno y suponer de antemano ke tendría ke vivir lo mismo... Lo ke si me llenó de ira y rabia, era ver esa gente afuera del consultorio, gente con bebés en brazos rogando por ayuda, filas de personas solicitando sólo una atención ¿y a causa de qué? de la misma causa que me enfermó, el trasfondo más sabido y obvio ke pudo suceder, y ke prácticamente nada podemos hacer -o por lo menos así nos hacen pensar- la ambición de los mismos pocos de siempre.
No vengamos con que son acusaciones sin argumentos ni pruebas, si precisamente en el mismo instante en el ke se declara la crisis económica -propia de los aristócratas-, no alcanza a pasar el tiempo suficiente como para que pierdan sus riquezas y sale un nuevo virus que es la amenaza y pandemia mundial, de fácil contagio que se expande más rápido que cualkier otra enfermedad en la historia, atravesando hasta las barreras más seguras de protección. Y conjuntamente, la industria farmacéutica crece y crece, sustentando la crisis de estos cerdos sedientos de dinero hasta las entrañas, mirando a la sociedad como una mera basura -si es ke alcanza para este nombre- ke sirve solamente para saciar su mal nacida sed endemoniada.
No somos la basura de kienes creen tener el poder, sólo somos las víctimas de cerdos asquerosos que gracias a su desgraciada fortuna se pudren por dentro buscando como único objetivo tener más y más dinero, fortuna y sobre todo, poder... Poder para ser hacer y deshacer, poder para ser omnipotentes... y luego qué?
Cerdos mal nacidos, por su propio peso van a caer, y no dudo que sería bello ver eso, pero su mísera vida no alcanzará siquiera para el anonimato... Qué tristeza no? tener tanto poder un día y, siendo seres sociales, morir en el anonimato... teniendo todo, no tienen nada.
Por cerdos.

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